
El concepto de belleza al igual que la humanidad ha ido cambiando y ha tenido distintas visiones y expresiones. Hoy en día la belleza a llegando a ser regida por lo atractivo, medido exclusivamente por la apariencia de las personas; pero en verdad ¿Quién es el cursor de esa “falsa belleza”?, muchas veces se culpa a los medios, ya que ellos son los principales generadores de estereotipos, y que han contribuido a la “distorsión de la belleza”, sin embargo la publicidad y la sociedad han jugado un rol trascendental en este proceso.
La búsqueda de la belleza perfecta o bien, la que se pueda acercar al ideal de la sociedad, ha llevado a la misma a jugar con parámetros que bordean de lo ideal a lo irreal, esto se ha visto en gran medida ayudado por la tecnología, que brinda múltiples herramientas. Dentro de esta gama se puede contar no sólo las que alteran directamente a la persona, como es el caso de la cirugía, sino también aquellas que permiten en cierto modo “sólo alterar la imagen” de ésta (refiérase a el caso de su imagen en revistas, internet, vía pública, etc.). Una de las herramientas más populares es el programa Adobe Photoshop®, el cual ofrece una amplia gama de posibilidades que permiten que potencialmente cualquier persona pueda convertirse en un “súper modelo”.

¿Cómo sería en la actualidad la imagen de Marilyn Monroe?, ¿Estaría al igual que muchas de las modelos actuales saturada de retoques fotográficos?. Si bien muchas veces estas “mejoras” ayudan a resaltar rasgos de los modelos, en muchos otros casos, el uso se transforma en abuso de retoques. Ante este panorama cabe preguntar ¿Qué tipo de consecuencias podrían acarrear estos abusos?.
La creación de modelos de perfección, no sólo privilegia la aparición de estereotipos difíciles de alcanzar, sino que también contribuye a la formación de públicos frustrados, que tienen, en muchos casos, la necesidad de llegar a ser como esos modelos casi inexistentes que ven en las portadas de las revistas.
La belleza, que actualmente se encuentra bastante sobrevaluada, llega a ser el principal victimario de la autoestima de un gran número de personas que buscan ser parte de esa elite de belleza. Si bien es una cualidad totalmente subjetiva, los medios y la publicidad se han encargado de que la percepción de la misma se encuentre trastocada, esto debido a que ellos proponen globalmente como deben verse los modelos de belleza, como deben vestir, que usar y hasta como deben pensar. Ante este panorama mantenerse dentro de ese mundo como modelo o tratar de llegar a él se ha convertido casi en una guerra campal, no sólo con la imagen, sino también con la propia salud de quienes buscan pertenecer a este mundo.

Tal vez es hora de comenzar a valorar mucho más esa belleza natural por sobre un retoque computacional.
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